23.5.07

A los tres meses de Maya.

Porque me seguiré atando a las imágenes de su alma
Vienen sonando, desde lejos, melodías de trompetas,
Que cuando cerca traen perfume de eucaliptos,
De los más solitarios que tengo en medio de mi infancia
Y avanzan hacia mi con banderas de mayapiel a mi pasado,
Con estandartes perfilados de su cuerpo mayaflorido
Con formas mayas que en mi vida creí que estaban olvidadas.

Hija mía, que oigan todos los que viven y están
En contra viento, por qué somos ostentosos,
Por qué el equilibrio de nuestro espíritu en silencio
En la imagen de tu hija que ha inflamado el firmamento.

Cuando estábamos casi muertos de sed junto a una fuente
Y tranquilos oímos el crepitar de tu lámpara encendida,
Llegó tu hija por el camino que llegan las que eligen
Traer la paz al espíritu del que yace adormecido.

En una cuna pusieron esa verdad y la vistieron de rosa,
Apresaron sus manos con ternura y la imagen, asida
Ahora a mi alma, me prolonga en un país de sueños
Que aun no conozco y podría ser la eternidad.

Gracias por el don de encender de nuevo mi copa sedienta,
Por enseñarme a limpiar mis ojos con la piel de un jazmín,
Por la doctrina que encamina mi vida y que por ella me repito.
Gracias por el tesoro oculto que nos has revelado.
Por las imágenes del amor que nos deja ver a los otros
Como nos estamos viendo en la eternidad de los idiomas.
Por el misterio del canto, del pan y la sal multiplicada,
Por el prodigio del color de nuestra cuna sureña
En ese crepúsculo en que casi nos desvanecimos.

Gracias hija mía, en tu hija y por tu hija, por los dones
Que no menciono porque están en la música,
En un verso de nuestros poetas mayores,
En un paseo juntos con Cristina, asidos de la mano,
Por caminos de un pueblo de la patria lejana... Que resisten en la memoria por no entrar al olvido
Gracias por los años que renuevas y modifican el pasado
En la mayailusión de los minutos que preceden al sueño,
De donde emergen mayas, con el valor de la felicidad
Que estaba en el olvido anudada a un mayaverbo misterioso.
Gracias, hija mía, por la maya singular forma
Que me has dado de un nuevo universo,

El Opi berlinés a los tres meses del nacimiento de Maya.

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